La Guardia en la Ruta 66 de Puertollano
Hace muchos años, en un Puertollano muy lejano, “La Guardia” era parte de la banda sonora de la calle Numancia, desde el TNT hasta El Punto. Entre bolas de pinball y partidas de futbolín triunfaron los sonidos country pop en la segunda mitad de los ochenta, cuando empezaron a verse camisas vaqueras, botas camperas y hasta algún atrevido con sombrero y corbata de bolo.
“El mundo tras el cristal”, “Vámonos”, “Donde nace el río”, “Cuando brille el Sol” o “El blues de la Nacional II” son ya himnos generacionales. La Guardia sigue siendo la gasolina de gran octanaje necesaria para tomar un desvío sin señales y transitar por los carreterines de aquella ciudad y aquellas gentes fabulosas de Puertollano.
Hacían furor los grupos herederos del folk americano, y La Guardia fue uno de los máximos exponentes del mestizaje con el rock y el rollo “mod” más anglosajón. Hoy, con Manuel España al frente, la banda es considerada en el glorioso compendio de la creatividad de los 80 y 90.
Hubo un tiempo en que, entre los rejos del Bar Luis y las cañas de El Pintor, seguimos la puesta de sol de la Ruta 66 hasta los pubs de la Calle San Gregorio, hacia el oeste del pop y del country, atravesando puentes de hierro sobre despeñaderos de tabaco y alcohol; repostando sonidos Nashville en gasolineras solitarias; punteando banjos en un horizonte no de tipis, sino de chimeneas de acero; flotando con los ecos de Johnny Cash entre el polvo negro de la cuenca minera. El Puertollano Winter Festival nos ofrece ahora la posibilidad de regresar, con La Guardia, a aquellos paisajes, ya tan lejanos e irreales como un duelo de forajidos.
Santos González Monroy - @santosgmonroy
Periodista y editor de www.miciudadreal.es